La pandemia impuso la modalidad del teletrabajo en la mayor parte de las empresas (siempre que la actividad productiva lo permitiera). Por aquel entonces, fue aprobada como una medida de contención del virus para evitar su propagación. Tras su rápida adaptación y una vez comprobada su eficacia, muchas compañías impulsaron su implantación en su gestión ordinaria, aunque no todas las empresas han seguido el mismo camino después de la vuelta a la normalidad. Tanto es así, que el teletrabajo ha ido perdiendo fuerza y son muchas las personas trabajadoras que han tenido que volver a la oficina.
Así lo reflejan las cifras: según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el segundo trimestre del año, el 90% de los asalariados ya hacía el trabajo completamente presencial. Es decir, apenas queda el 10% de los trabajadores con teletrabajo, la mitad que hace dos años. Además, el porcentaje de asalariados que no hacen nada de teletrabajo no ha dejado de aumentar en los últimos meses. A medida que la situación sanitaria ha ido mejorando, las empresas han recuperado el empleo presencial.
La tendencia muestra que la modalidad de teletrabajo está perdiendo relevancia. Hace un año, el porcentaje de personas trabajadoras que hacían algún tipo de teletrabajo era dos puntos porcentuales superior, lo que significa que unas 150.000 personas trabajadoras han perdido esta posibilidad. Pero, además, los asalariados que están haciendo teletrabajo cada vez lo hacen menos. Esto es, la mayor parte de las personas trabajadoras ha pasado de que el empleo a distancia fuese mayoritario a que sea solo ocasional.
¿Cuánto se ahorra con el teletrabajo?
Ante el actual contexto económico, marcado por los elevados precios de la energía y los combustibles, cabe preguntarse de qué manera trabajar desde casa puede ser una de las vías para que los ciudadanos puedan afrontar los próximos meses de recesión.
En este sentido, la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha realizado un análisis sobre los beneficios económicos que implica el teletrabajo. En su estudio, la entidad considera dos situaciones:
- Desplazamiento cercano al centro de trabajo: 25 kilómetros diarios entre ir y volver a trabajar.
- Desplazamiento alejado: estimación de 80 km diarios entre la ida y la vuelta al centro de trabajo.
Con dos días de teletrabajo a la semana, la OCU considera que se puede gastar un 40% menos.
Gastos en casa
Trabajar desde casa también implica costes para la persona trabajadora, como la electricidad y la climatización (calefacción o aire acondicionado según la época del año).
- Electricidad por consumo de ordenador: 0,2 kWh, es decir, 1,6 kWh en una jornada de 8 horas al día, lo que supone como mucho 50 cts/día.
- Climatización. La OCU estima 1kWh por hora, esto es, 8 kWh por día, unos 2,4 euros por día con los precios actuales de la electricidad y el gas.
La OCU concluye que desde casa el gasto medio se sitúa como mucho en 3 euros al día (con calefacción o aire acondicionado encendido). En primavera y otoño, si no se usa la calefacción ni el aire acondicionado, el gasto será como máximo de 1 euro al día. Por el contrario, el consumo solo en el viaje del desplazamiento al trabajo en un coche de gasolina con una distancia cercana será de casi 5 euros/día, y puede superar los 8 €/día si la distancia es mayor. A ello hay que sumar otros costes del automóvil como el mantenimiento del vehículo y los neumáticos.
Plan de ahorro energético
Además de contribuir a la flexibilidad y conciliación laboral, el trabajo a distancia también promueve el ahorro y la eficiencia. El propio Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico utilizó este lema en una de sus últimas campañas de promoción para contener el gasto energético. Sin embargo, el Gobierno ha ignorado el teletrabajo en las primeras medidas anunciadas para los próximos meses (a excepción del ámbito público) en los que se prevé problemas de suministro a causa de la guerra en Ucrania.
La gran parte de las indicaciones que recoge la normativa presentada para disminuir la demanda energética están enfocadas a la presencialidad, como la bonificación a los abonos de transporte a partir del 1 de septiembre o los límites de temperatura en los centros de trabajo, pero no contempla medidas específicas para fomentar la implantación general del teletrabajo, tal y como se hizo en pandemia.
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