El uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación en el ámbito laboral genera consecuencias negativas de bajo rendimiento, tensión elevada y fatiga.
La incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) a nuestra vida no se desarrolla igual en todas las personas. Los usuarios de esas tecnologías reaccionamos de modo diverso a las mismas, y esas reacciones unas veces nos ayudan a mejorar y progresar, pero otras nos impiden un desarrollo ‘sano’ derivado del uso de la propia tecnología.
El Observatorio PRL y la Universidad Jaume I han realizado un estudio en el que han participado 855 personas de diferentes países (55,5% de España y el resto de otros países de América Latina) y a través del cual se ha querido conocer el uso que se hace de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y sus consecuencias psicosociales.
El estudio ha puesto de manifiesto que el uso de las TIC en el ámbito laboral genera consecuencias negativas al 34% de los trabajadores. Entre las principales consecuencias se destacan el bajo rendimiento, tensión elevada, fatiga y problemas familiares.
Preocupados por dar respuesta a las tecnologías de origen laboral
Las demandas laborales asociadas especialmente a la información y comunicación en las organizaciones se han incrementado y así se constata en el estudio, ya que el 65% aseguran estar de acuerdo, muy de acuerdo o absolutamente de acuerdo en estar tan preocupados por dar respuesta a las tecnologías de origen laboral (contestar mails, teléfono…) que olvidan sus asuntos personales.
Las TIC se extienden a la vida extra laboral o personal
Más del 97% de las personas que participaron en el estudio usa las TIC para la realización de su trabajo y/o por motivos profesionales. Asimismo, se constata que su implantación y uso no sólo tiene carácter laboral, sino que se ha extendido al ámbito académico y personal (más de un 73% hace uso de las TIC con fines lúdicos o de ocio y un 64% usan las TIC con fines académicos).
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