Es costumbre aprovechar el final de año para hacer balance de lo sucedido en los doce meses anteriores y plantearnos buenos propósitos para los siguientes 365 días. Y muchas veces todas tienen relación con las famosas “3 cosas hay en la vida” que cantaban Cristina y Los Stop en 1967: salud, dinero y amor. En este post de Conversia nos centraremos en analizar como la primera (salud) puede repercutir en la segunda (dinero/trabajo): cómo los hábitos saludables afectan a la productividad laboral.

La importancia del estado anímico y de los hábitos saludables

Según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) las largas jornadas laborales se vinculan a más de 750 mil fallecimientos al año. Además, el estudio elaborado por ambas organizaciones consideran que trabajar 55 horas o más a la semana puede incrementar en un 35% las posibilidades de sufrir ataques cerebrovasculares y en un 17% las enfermedades cardíacas, en comparación con una semana laboral de 35-40 horas.

De esta manera, el estado anímico y los hábitos saludables de las personas trabajadoras son factores a tener en cuenta para las empresas y su productividad. En la actualidad, muchas compañías están buscando estrategias para disminuir los niveles de estrés de las personas que conforman su plantilla y, así, poder aumentar los niveles de bienestar y de felicidad de las personas trabajadoras.

Por ejemplo, la empresa de coach|sulting cultural Delivering Happiness apunta que implantar esta estrategia en los espacios de trabajo aumentan los resultados de las compañías en un 300% en materia de innovación, 44% más de retención de empleados, 37% de aumento en las ventas y un 31% más de productividad, entre otros.

Sedentarismo durante la pandemia y el trabajo a distancia

El confinamiento y la pandemia hicieron que se intensificara el sedentarismo entre las personas trabajadoras. Una encuesta realizada por MC Mutual ha constatado varios cambios en aquellas personas que tienen un trabajo “de oficina”. Según los resultados, antes de la pandemia un 32,3% de los trabajadores tenía un índice de actividad baja; este porcentaje incrementó notablemente a raíz de la pandemia, hasta un 55,2%.

A lo largo de un día laboral, tanto teletrabajadores como trabajadores activos estuvieron sentados de media unas 3 horas más respecto que antes de la pandemia. En el caso de las personas con un trabajo activo pasaron de estar 4 horas sentadas a 6,8; mientras que las personas con “trabajo de oficina” incrementaron de 7,1 horas a 11,2.

Este dato es preocupante ya que según un estudio en el que participaron investigadores del School of Public Health de la University de Sydney, después de estar siete horas sentados, el riesgo por mortalidad incrementa un 5% por cada hora de más que se está en esta posición. Esto significa que el grupo de personas que trabajaron a distancia una media de más de 11 horas al día, podría haber aumentado el riesgo de mortalidad en un 20%.

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