La protagonista de la tercera entrevista de este mes de marzo es Irene Picó, ejecutiva de cuentas de la delegación de Alicante, que lleva desde 2021 en Conversia. Abordamos con ella su visión sobre feminismo e igualdad. ¡Gracias por participar en esta iniciativa, Irene!

De tu entorno, ¿qué mujer es un referente para ti?

Pienso que un referente femenino, en líneas generales, de cualquier persona es su propia madre. Es una figura clave para el desarrollo humano desde el nacimiento, la capacidad de poder dar vida, criar, superar el dolor. Creo que eso, por sí sólo, ya es un ejercicio de empoderamiento a la mujer.

En mí se cumple a la perfección, mi madre y mi abuela siempre aparecen en conversaciones feministas. He tenido mucha suerte de crecer con ellas y han marcado mucho mi posicionamiento en la igualdad de las personas desde el respeto. Mi abuela llevaba pantalones cuando sólo se contemplaba esta prenda para hombres. Me emociona recordarla.

Las mujeres en mi casa me han marcado mucho y creo que eso es de gran ayuda en la mujer que te conviertes. Y, además, si en la educación le acompaña una figura paterna que rema en la misma dirección, lo hace mucho más sencillo, si cabe.

¿Qué es para ti el feminismo? ¿Crees que es necesario?

El feminismo para mí es un movimiento que lucha por ensalzar, declarar y reivindicar los derechos y valores de la mujer.  Está ligado a hacer ver el lugar de la mujer en sí misma y colocarla en el lugar que se merece.

Aquí creo que hay una línea muy fina y mucha controversia. Los extremos para mí son muy perjudiciales y dar voz a la mujer no implica quitársela al hombre, ni dividir. Creo en la igualdad y ahí radica el éxito.

Es muy necesario llegar ahí. Lo veo como una esperanza y con optimismo porque es importante que la gente, al menos, se ponga a buscar de dónde vienen los conceptos, para entenderlo. Si quieres ser buena persona, si quieres estar en el lado bueno de las cosas, si crees en un mundo más justo, tienes que creer en la igualdad de oportunidades; no hay otra.

¿Cuáles crees que son las medidas que quedan por adoptar para llegar a la igualdad?

Educar. Creo que la educación es clave, no sólo en los niños y niñas (que por supuesto) sino también en adultos, educar en un feminismo saludable. Los hombres y las mujeres no somos exactamente iguales. Hay aspectos físicos y biológicos que nos diferencian, no podemos buscar una igualdad extrema, debemos buscar igualdad de oportunidades.

Tenemos que hacer un ejercicio de mirarnos por dentro y reflexionar internamente. El éxito es simplemente resultado del crecimiento interno, y este requiere tiempo. Sensibilizar en valores, detectar conductas que no son igualitarias, concienciación y educación.

No creo que toda la sociedad mire para otro lado. Cada vez se verbaliza más. Creo que la gente es más consciente de lo importante que es saber qué es lo que no se debe tolerar y es muy importante que se visibilice, porque cuando alguien lo escucha puede identificar, por ejemplo, que lo está viviendo en su propia piel para poder acabar con ello. Hay que normalizar, hablar de las cosas que duelen. Eso siempre es muy importante. Si no se habla, las cosas no existen.

En tu puesto de trabajo, Irene, ¿has sentido alguna vez algún tipo de desigualdad por ser mujer?

Afortunadamente no. Nunca. Avanzamos pasito a pasito, evidentemente queda muchísimo por hacer y eso quien lo niegue es porque no sabe mirar o escuchar bien. Considero que aún hay muchas mujeres realizando trabajos de campo y no tantos trabajos de mando.

Y, por supuesto, hay gente con ganas de dar muchos pasos hacia atrás. Pero eso es una reacción normal, extrema, cuando un movimiento ha sido muy potente. El feminismo avanza lentamente porque es una revolución de amor, pero queda muchísimo por hacer.

¿Cuál sería tu mensaje para las mujeres jóvenes que están empezando?

Que no se comparen, que las comparaciones no nos llevan a llegar más lejos, que crean que es posible aquello que sueñan, y sientan que les corresponde, porque gracias a que otras mujeres lo creyeron, las cosas van cambiando para nosotras.